miércoles, 5 de diciembre de 2012

Hablar por hablar


El clamor de la disconformidad y la estupidez por la continuidad de los que no se pronuncian pugnan en una actualidad fatalista, rota, abocada al fracaso y la negatividad de los esfuerzos de aquellos que saben hacer de su adalid a la esperanza.

Los problemas se agolpan y los dedos inquisidores de unos y otros siguen manifestándose firmemente hacia cualquier lado que les pueda eximir de su propia culpa. Pero, quién puede culparlos o ¿acaso nos creíamos tan osados para romper una de las tradiciones más ancladas en nuestra sociedad?

El problema económico deriva en político, éste en ético para desembocar en lo social. Todos esgrimen argumentos cargados de ira que son lanzados a semejanza de flechas de unos a otros. Los hay los que culpan a terceros, los hay que tienen soluciones suficientes para arreglar el mundo solo con el estudio concienzudo del telediario de turno, los hay que luchan contra el sistema establecido intentado acallar sus propias conciencias y los hay que huyen de España intentando encontrar lo que su propia patria les ha negado.

No seré yo quien haga una nueva apología del hoy, tan solo puedo defender el silencio como única arma ante la indefensión y la saturación de la verdadera enfermedad del presente: el hablar por hablar.
Emaleth