jueves, 10 de febrero de 2011

Los antihéroes V

Cal-hamar miró escaleras arriba. En la cubierta había algo. No sabría decir que podía ser, su percepción nunca había destacado por ser precisa pero si él podía escucharlo debía ser algo muy grande…
Con gesto preocupado, se volvió al grupo. Solo pudo ver caras de desánimo y alguna sonrisa mal disimulada de Ashram hacia Haijó. Ya se ocuparía de ese elfo inútil en su momento. Mientras, con un solo gesto se ocupó de avisarles de lo que todavía estaba por venir…

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“Animado” por sus compañeros, Ashram ascendió silenciosamente las escaleras o eso al menos pensaba él. Sus cuidadosas pisadas eran igual que trotes cochineros para los oídos de cualquiera que estuviera medianamente sordo. Tras él, un gran espacio demarcaba la separación con un grupo que lo veía como portador de muerte y foco de desgracias. Escucharlo, hizo anidar una chispa de esperanza en sus corazones. Tal vez, la luz que iluminaba el final del trayecto trajese buenas noticias.

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Superó la imperante necesidad de mirar atrás y se concentró en palabras de ánimo para superar su miedo: ya no servía de nada lamentarse por no haber prestado anteriormente atención a la cubierta y en sus posibles lugares de escondite. Una vez más debería fiarse de su instinto de supervivencia. Al pensarlo, un escalofrío le recorrió desde la cabeza a los pies…

En un lateral de la puerta aguardó agazapado para que sus ojos se acostumbrasen a la nueva luz. La cubierta parecía desierta aunque sobre ella se percibía un leve temblor acompasado. Todo indicaba que debían ser pasos, el problema era averiguar de qué sin asomarse demasiado.
De repente, un goblin apareció corriendo ante él y, antes de que pudiera alcanzar la borda, una gran mano le alcanzó partiéndole en dos. La situación no podía ser mejor para rematar la mañana: un troll cabreado. Aunque había una buena noticia: su tamaño hacía más difícil fallar.

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La noticia conmocionó al grupo: estaban demasiados cansados y desanimados para seguir, pero no había otra salida. Jaheira recordó el libro que había encontrado anteriormente y que versaba sobre las diferentes criaturas que existían en Tierra Media. En él, el fuego era el arma principal para poder enfrentarse a un ser así. Por suerte, las armas las tenían, ahora solo debían tener un poco más para usarlas en su contra. (Continuará...)
Emaleth

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