jueves, 10 de marzo de 2011

Recuerdos del ayer

Anoche soñé con la infancia, con caras del ayer y pasillos familiares. Tal vez fue debido al camino tomado la tarde anterior. Recorrimos juntos un corto trayecto hablando en silencio de los viejos tiempos: las ilusiones fraguadas en las aulas, las decepciones propias de la niñez, los secretos compartidos y los sueños olvidados.

Él seguía como el primer día: soportando los achaques del tiempo con entereza y resignación ante los ataques de quienes lo visitaban a diario. El hormigón había sepultado lugares de felices recreos que asemejaban a cicatrices tras una batalla. Me dolió verlo así, quizá fue el reflejo de ver en otros lo que hace en uno el tempus fugit. No sé. Las lágrimas empañaban mis ojos y un rápido parpadeo pugnaba por contenerlas en ellos. Me despedí sin poder levantar la cabeza.

La melancolía es una amiga traicionera. Siempre escondida entre los sentimientos busca el momento para resurgir sin invitación, para restar felicidad al presente volviendo la mirada al pasado, para añorar tiempos que no valoramos en su momento y que quisiéramos recuperar…En el fondo ya nada importa pero la nostalgia se convierte en esa droga que nos ayuda a vivir el ahora con algo de la felicidad de entonces.

Una vez lejos, volví mi cabeza y con una mirada del ayer sonreí a la que siempre sería mi otra casa: el colegio.
Emaleth

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