domingo, 20 de septiembre de 2009

El devenir

Una hoja revoloteaba al compás de su compañero de baile, el aire. Era un devenir caprichoso, sin pautas que cautivaba al observador que trataba de adivinar cuál sería su próximo movimiento. Era un devenir que asemejaba a los giros de una vida que no parecía estar supeditada a ninguna fuerza, a ninguna regla que el entendimiento pudiera expresar con palabras: ella era la única responsable de su ser, de su movimiento, de la irracionalidad de sus actos. Tal vez fuera esa irracionalidad de la vida en sentido nietzscheano o esa voluntad del mundo como voluntad en el sentido schopenhauriano lo que me llevaba a aceptar la incomprensión de su tránsito por ella.

La hoja empezó a elevarse en sentido giratorio, danzando sobre sí misma para abandonar la superficie donde antes se hallaba posada. De igual manera, intentaba día tras día alejarme de la rutina para alcanzar esos sueños surgidos en la niñez y perfeccionados en la madurez. Pero, aún hoy, seguía atrapada entre los infranqueables muros de la responsabilidad, de los deberes, de las obligaciones para con los otros, de las imposiciones sociales que ahogan cada aliento de libertad; el yo queda relegado al final del camino, su fuerza vital es anulada, marginada, incluso demonizada para ensalzar el virtuoso hacer de la razón en su dominio de las pasiones.

Hemos dado la espalda a la vida para asentir al tú debes kantiano negando dos de las características propias del ser humano: la espontaneidad y la irracionalidad. El asentimiento se convierte en creencia, y la creencia en parte inseparable de la conducta humana: el alma muere y solo queda la Razón como principio vital; el individuo se hace extraño al mundo, no encuentra su lugar en él y la felicidad es sustituida por el hastío, por el odio y el resentimiento hacia la vida.
Y yo solo puedo preguntarme hasta cuándo…
Vanesa

4 comentarios:

Christofer Lamber dijo...

Joe...es que no me he enterado de nada.Vas a tener que contarme de que va el tema este.Va de el futuro?De el comportamiento que tienen que adquirir los humanos con el cambio climático...Alomejor me he puesto un poco Iván...jejejeje(no te enfades Iván)Ilustrame mi querida Vanesa y no me pongas muy verde

Emaleth dijo...

Es algo complejo porque trata de los términos nietzscheanos de lo dionisiaco y apolíneo pero podríamos verlo más simplemente asemejándolo al ying y yang que es un concepto más conocido por todos. Los sentimientos, los deseos, en definitiva, lo que Platón llamaba las pasiones y la razón son los elementos que constituyen el hombre y hay un equilibrio entre ellos que es roto cuando intentamos poner uno por encima de otro. Para Nieztsche este equilibrió se rompió a partir de Sócrates al otorgar a la razón el predominio y la esencialidad de todas las funciones humanas y en definitiva, del ser humano. Es un tema muy amplio pero espero que con esto esté algo más claro eh? si no lo supliré dandote clases particulares jeje

ENDER dijo...

Tras el parón veraniego Puntos Suspensivos vuelve a arrancar y con más fuerza que nunca.

¡Me gusta mucho el relato! La visión de una hoja bailando con toda la libertad que el hombre ha encerrado tras la carcel de la razón... me encanta.

Sin duda, si en el equilibrio está la virtud... hace tiempo que la perdimos.

Christofer lamber dijo...

Me ha quedado muy claro...Muchas gracias vanesa